miércoles, 20 de mayo de 2015

La estupidez estúpida






(collage de Mary Abbott)


Cada vez que pienso en un (cocodrilo) pensamiento estúpido se me ocurren cosas (hipopótamo) irreverentes, idiotescas, nada tiene sentido me me me me carcome el (león) sentimiento de culpa por ser demasiado (burro) pensante, estúpidamente pensante, como un (camaleón) ser laberintico y rebuscado que solo quiere (jabalí) morir.

La estupidez estúpida nos recorre, nos mortifica, nos hace humanos, nos hace querer matar a otro, querer devorar a otro, querer matar a un toro en una coliseo, querer correr detrás de miles de toros que nos quieren cornear, arrojarnos baldes de tomate y terminar nadando en pulpa colorada como simios. Palo y palo contra los gallegos. Ja. No era la intensión, pero salió así. Dicen que ellos son los más brutos. Si la humanidad y las nacionalidades fuesen como un bestiario, los gallegos serían las palomas (pobres palomas).
Ahhhhh…la estupidez estúpida.


El fuego,

los incendios intencionales,

los incendios para encubrir,
los incendios para abaratar,
los incendios para desaparecer.

La idiotez,


la chica que desaparece

y resulta que era mentira,
que era un joda por facebunk
un paso adelante y diez atrás.

¿Realmente queres saber la verdad?!


¿Si no podes contener la verdad?!


You can't hold the truth,

that's why you keep telling yourself
lies over and over again.

(no soportas la verdad)


¿La estupidez es inherente?

¿Es esencial?
¿Es proporcional? 
¿Es secuencial?

¿Se puede extirpar?

¿Alguien sabe cómo?
¿Acaso está al alcance de la mano, y no nos aplicamos la solución por miedo o pereza?
¿Cuánto tiempo hasta tener la valentía suficiente?

Y mientras tanto, ¿Qué?, ¿solo ignorancia?

¿Solo esa nos queda?
¿No saber nada?
¿Chocar como ciegos en un corral?
¿O acaso hay algo más?

(no soportas la verdad)


Días de nada, ¿cómo lo soportamos?

¿Qué mentira nos contamos?

Este ecosistema de idiotez,

este microclima de infelices,
de tramas malparidas ,
te limita vivir,
te entorpece,
te malogra,
es como vivir con soda,
como salir en el primer tiempo,
como perderte el final de la película…

Claraboya, un baño cagado, una nube de pensamientos atascados, una duda, una pregunta, unas ganas de algo que no sale, una lagrima, una cebolla hace chillar los ojos de los chicos, de las chicas, de los animales en el recinto, la comida escasea, los ruidos nos ponen nerviosos y el trabajo se acumula pero la plata no aparece y da ganas de patear el tablero, da ganas de llorar, de mentir, por malicia, de hacer cualquier cosa e irse a la mierda, y eso no sería más que agregar otro manojo de líneas en decadencia, una rama más a la hoguera, un auto más en el choque en cadena, un garabato por el que tenemos que pasar todos los días, arrastrarnos por una tubería de mierda como Andy Dufresne, solo que no escapamos de prisión, nos adentramos aún más en la trama enrarecida de decisiones equivocadas e injusticias.


Voy a diseñar un mapa, un plan de escape. Shhhhh! Silencio!! Escuche algo, un rumor en el fondo de mi cabeza. Si, lo presiento, se acerca, una lapicera, rápido, no llego a anotar! Rápido, rápido, rápido, rápido. Un plan, necesito un plan. No hay tiempo, tengo que improvisar. Un segundo de silencio, meditación y la respuesta tiene que aparecer. Ya está. Apareció.


Mañana, antes de que asome el sol, voy a tomar un colectivo y dar algunas vueltas para despistar (si puedo voy a dormitar un poco porque seguramente voy a tener sueño, y no hay mejor lugar para dormitar que un colectivo de madrugada). Luego voy a subirme al subte, voy comprar bizcochitos, preparar un termo con agua caliente, mate, y en la estación Carlos Manfredini, voy a bajar, voy a caminar hacia el túnel, sin que me vea ningún peatón, voy a bajar por esa escalerita de emergencia y voy a desaparecer, nadie va a saber jamás de mí, y a través de esa red de tuberías por donde pasan los trenes como lombrices voy a encontrar una puerta secreta, similar a la que encuentra Silvester Stallone en esa película catastrófica donde se quedan todos atrapados en un túnel, y voy a hacer residencia en esa capilla llena de ratas, en donde, poco a poco, me ganaré la confianza de los roedores hasta hacerlos mis amigos, mis súbditos, mi manada, y con su ayuda construiremos un pequeño reino subterráneo en donde fluiría la miel y el yogurt y habría brownies y tortas fritas y panes con queso, pizza italiana y shawarma, y en donde habría café gratis y no tendríamos que trabajar para tener acceso a los beneficios del clan, y habría sol y playa y mujeres hermosas, eventos deportivos todos los días, bebida, caramelos, mascotas, y tendríamos acceso a monitores especiales en donde veríamos como la vida de la superficie se va a la mierda, como todos se entrechocan en sus rutinas estúpidas, como se ahogan en mini problemas y resurgen de entre las cenizas de la hoguera de sus noches, como su caminar cansado es un eco de las batallas sobrevividas, pero batallas sufridas, todo deja una huella, no se engañe señora señor, no subestime usted al tiempo, pero no lo sobreestime tampoco, ahora yo a uste lo miro desde un sillón inframundano acompañado de ratas, comiendo pochoclos, en cualquier momento caen Neo y Morfeo y nos jugamos unos partidos de play, pero sin que Neo se autoaplique un instructivo de PS3 , porque sino es trampa, “ya se karate”, sí que vivo, se programó para saber todos los movimientos, así cualquiera es dios. Así cualquiera, man.



(Relato extraído de "Relatos Cortos y Despiadados", Cristian Rovere, 2014, ©)

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